jueves, 21 de febrero de 2008

X-Men - La Decisión Final (2006)

X-Men: La Decisión Final (2006)

X-Men: La decisión Final”, o X-Men 3 para prácticamente todo el mundo, pasará al resumen final del verano, no sólo por su recaudación escandalosa el primer fin de semana, sino por tener tantas críticas malas, o pésimas, como buenas y entusiastas. Soy de los segundos, pese a quien le pese.

La película me ha puesto los pelos de punta en varias ocasiones. Los enfrentamientos entre mutantes son impresionantes. Las coreografías en las luchas se salen. Y el desfile continuo de personajes del universo X de Marvel es incesante. Para un friki como yo son secundarios algunos errores en el planteamiento. Para un friki como yo este tercer capítulo es un broche final de la saga que queda insuficiente, y no por el contenido de la película, sino porque no voy a ver un “X-Men 4″ en el cine, o eso dicen.

La primera vez que leí a los mutantes fue en un cómic de vértice, allá por el ochenta y poco. No debía tener más de 7 u 8 años, cuando empezaron a fascinarme las historias de Profesor Xavier, Cíclope, Jean Grey, la bestia original, hombre de hielo y Ángel. Años más tarde, tras el parón de la serie, me enganche al resurgimiento de la Patrulla X, ya con Lobezno, Tormenta, Rondador, y un sinfín más que llegaban, se iban, morían o resucitaban. Sólo dejé a los X-Men durante una época, para retomarla después con más ganas, hasta la fecha, que colecciono los tres títulos principales del mercado: X-Men, Patrulla X y Astonishing X-Men.

Por eso, cuando he visto esta tercera parte se han saciado varios deseos que han aumentado a lo largo de las dos entregas anteriores. He visto la traslación de varios aspectos del cómic al cine, y aunque hayan sido de forma breve, al menos los he visto, y con eso me daba por satisfecho. Primero, Los buenos. Mucho ha cambiado la formación del equipo desde el primer “X-Men” de Bryan Singer.

Ahora Tormenta (Halle Berry), no sólo tiene más protagonismo en la película, sino además coge prácticamente el liderazgo del grupo, como ya se trató en los comics allá por los ochenta. Por fin vuela, algo que no se muy bien porqué Bryan Singer tenía tanta reticencia en que lo hiciera. Y no es que la Berry sea un portento en la actuación, con exclusión de “Monster Ball”, pero por fin le da un calor al personaje que dista mucho de la frialdad que tenía en la primera parte. Su lucha con Callisto en casa de Jean Grey es memorable.

Lobezno siempre será Lobezno. Ahora me pregunto que hubiera pasado si Dougray Sscott ( el malo de “Misión Imposible II”) hubiese hecho finalmente el papel. Fue contratado, y sin embargo lo tuvo que dejar pro problemas de agenda. Cuando se anunció Hugh Jackman dije ¿Quién?. Ahora no me imagino a otro. La incursión de Lobezno en el bosque son viñetas puras, y su primera frase delante de Bestia ( “¿Quién es el peluche?”) recoge fielmente lo que es el personaje de logan en los comics. Y su escena final con Fénix puso en pie al que escribe. ¿Un spin-off sólo con lobezno?. Ojala, y que lo haga Robert Rodríguez.

Bestia es sin duda el mejor nuevo mutante que aparece en el film. No sólo no entra con calzador como pasó con el rondador en “X-Men 2″, sino que es soporte básico en la historia, y a pesar del maquillaje, sus gestos y expresiones son únicos. Y encima le ponen traje en la batalla final. Ahí casi entro en la locura. Para el resto del equipo, bien.
Profesor Xavier en su línea , con sorpresa mayúscula, y homenaje perfecto a lo que Xavier ha dado de sí en 30 años de X-Men. A Coloso y Kitty Pryde no les puedo pedir más. Con tenerlos ahí me basta.

La escena en la que Coloso lanza a Lobezno en la Sala de Peligro me parece una pasada. Lo he visto cien veces dibujado en los comics, y casi lloro al verla en acción real. Pícara tal vez pierde protagonismo, y casi no la veo usando sus poderes, pero tras la primera parte y segunda, es difícil darle más historia. Sin duda mi sorpresa, y sueño cumplido, era el hombre de hielo en plena acción. Verle por fin en fase de hielo completo es una concesión que Rattner ha hecho para los fans. Y se le agradecerá eternamente. Ángel, tal vez es el más desaprovechado de todos, aparece pocos minutos, pero por lo menos ha aparecido en la saga.

Tal vez lo único reprochable es el trato a Cíclope. En la segunda parte estuvo prácticamente missing todo el metraje. En esta, los que la hayan visto ya, saben que missing es poco. El líder natural de los X-Men se merecía otra cosa. Tal vez los compromisos de Marsden con “Superman Returns” han arruinado su personaje. La gente dirá que con la marcha de Synger los personajes han perdido profundidad. Es cierto, pero ni esta tercera parte ni el resto de la saga se hizo para que compitiera en Cannes por la Palma de Oro. Son todos superhéroes, y en esta parte salen más que en ninguna. El ruido de los golpes hace que me olvide de pretensiones filosóficas en los mutantes.

Segundo, Los malos. Magneto inconmensurable. El mejor villano de todos los tiempos. Tiene carrete para la primera, segunda, tercera parte y seis más si se hacen. Ian MacKellen no sólo le ha prestado la piel y carne al villano más atormentado y cruel del universo Marvel, sino que se ha convertido en insustituible para el personaje. Como Lobezno, nadie más podrá interpretar a Eric Magnus. Sería un despropósito que no consentiríamos jamás.

La aparición de los Morlocks, Callisto y compañía, es otro gustazo para los seguidores de los mutis. Quizás el protagonismo de Callisto resta pantalla a Juggernaut, un esperadísimo de los fans. Tiene escenas brutales, pero quería más. Por Pyro no siento demasiada predilección, pero dejarlo fuera de la hermandad era ir contra la historia. Mística es mi preferida, y lo único que me dejó perplejo es el destino que se le ha dado al personaje. Si no se hace cuarta parte, que lo dudo, ésta será la asignatura suspendida e irrecuperable de toda la saga.

Mención aparte merece Fénix. Famke Janssen no necesita abrir la boca para infundir ese carácter de z***a redomada que ha sido Fénix desde su primera aparición en la Patrulla X. Ha muerto, resucitado, vuelto a morir, y vuelta a resucitar más veces que nadie en la historia de los comics. El destino de Fénix es el más trágico de entre todos los personajes de la factoría Marvel, y aún así siempre ha sido el más cruel. En la película, Fénix se convierte en el ejecutor de la historia, y su final es el mejor regalo que la saga de X-Men ha podido entregar a sus seguidores. He esperado desde el 2.000 al Fénix. La espera ha sido compensada con creces.

Como podéis ver, los pocos errores que comete la película son comprensibles para alguien que ama a la Patrulla X desde hace más de 20 años. Los puedo achacar al corto metraje, no sé la razón, de esta parte. Pero se me olvidan por completo cuando veo la cabeza de un Centinela rodar por la Sala del Peligro. Podría ver esta película una y otra vez. Esperaré con ansia el DVD edición coleccionista para comprobar si existen escenas eliminadas que terminen por romperme el corazón. Y todo porque sé que esta es la última vez que veo a todos los mutantes juntos en la pantalla. El próximo capítulo, a primero de mes cuando reciba por correo mi dosis de comics. Larga vida a la Patrulla.

Vía Cartel estoescine.com
Bloody Will 29 de Mayo de 2006

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