Se me muere el alma de penumbra
Se va apagando el tiempo
el espacio se sumerge en una sombra de ceniza.
Con el viento,
las ramas y los pájaros que habitan el jardín,
se alborotan vibrantes
y tu mano, indecisa, tiende hacia el otro lado,
donde el declive grato de la tarde va apagando las luces.
Un olor como a bosque se adivina lejano.
Cae blanda la lluvia sobre el pequeño lago
en la casa las voces se remansan
riendo en el pasado. Hay un sentir común
un tiempo robado.
Se abrió la verja del jardín
y olorosa como el pan entró la noche.
Indecisa de luz, casi a escondidas
se posó sobre todos nosotros.
Después la soledad quedó sumida y fascinada
y un miedo casi endémico que todo lo intuía
alejó tu ausencia urdiendo desmemorias.
Escrito por Musaraña
Marburg (Alemania) 04.06.1994
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