domingo, 26 de agosto de 2007

El hombre enfriado

El hombre se distingue de la mayor parte de los otros mamíferos no solamente por lo largo de su desarrollo sino por el de su vida total. Su corazón puede ejecutar cuatromil millones de latidos en lugar de los mil millones concedidos, generalmente, a sus vecinos de clase. La naturaleza no se apresura a eliminar al ser humano, le concede ver crecer y morir a sus descendientes. Le permite explotar las adquisiciones de su largo período juvenil. No es sino viviendo, como el puede agotar todo su destino, llegar a ser lo que es. Por añadidura, las consecuencias de la edad no dejan de tener su virtud propia. Un anciano es no solamente un hombre que, habiendo durado más tiempo, ha llevado su desarrollo mas lejos, es también un hombre apaciguado, liberado, enfriado. Alguna cosa le faltaría a una humanidad en la que el individuo se prolongara sin envejecer y en la que la muerte golpeara sin hacerse anunciar.

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