sábado, 1 de diciembre de 2012

Déjame, pensamiento, déjame...

Déjame, pensamiento, déjame,
mañana seré tuyo,
volveré a ser tu presa.
                                    Pero hoy,
mientras la luz araña en los árboles y pide
una oportunidad,
quiero que me recoja la inútil primavera.
 
A la casa del frío
regresaré mañana, cuando el tiempo
exponga sus razones
y el corazón pregunte
lo que falta por ver,
cuántos latidos
pueden quedarle para detenerse.
 
Luis García Montero

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