martes, 19 de abril de 2011

OFRENDA

¡Oh cómo florece mi cuerpo, desde cada vena
con más aroma, desde que te conozco!
Mira, ando más esbelto y más derecho,
y tú tan sólo esperas...¿pero quién eres tú?

Mira: yo siento cómo distancio,
cómo pierdo lo antiguo, hoja tras hoja.
Sólo tu sonrisa permanece
como muchas estrellas sobre ti,
y pronto también sobre mí.

A todo aquello que a través de mi infancia
sin nombre aún refulge, como el agua,
le voy a dar tu nombre en el altar
que está encendido de tu pelo
y rodeado, leve, de tus pechos.

Rainer Maria Rilke

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