sábado, 11 de diciembre de 2010

Iron Man 2 (Jon Favreau; 2010)

Dirección: Jon Favreau. País: USA. Año: 2010.
Duración: 124 min.
Género: Acción, ciencia-ficción.
Interpretación: Robert Downey Jr. (Tony Stark/Iron Man), Samuel L. Jackson (Nick Furia), Scarlett Johansson (Natalie/Viuda Negra), Mickey Rourke (Ivan Vanko/Whiplash), Leslie Bibb (Christine), Gwyneth Paltrow (Pepper Potts), Kate Mara (Bethany Cabe), Don Cheadle (Rhodey/War Machine), Sam Rockwell (Justin Hammer).
Guión: Justin Theroux; basado en los personajes creados por Don Heck, Jack Kirby, Stan Lee y Larry Lieber.
Producción: Kevin Feige.
Música: John Debney.
Fotografía: Matthew Libatique.
Montaje: Dan Lebental y Richard Pearson.
Diseño de producción: J. Michael Riva.
Vestuario: Mary Zophres.

Sí, la primera entrega me gustó, esta segunda me ha resultado excesivamente aburrida. Ahora que ya sabemos quien es Iron Man, toda vez que Tony Stark lo ha hecho público está por ver como lleva este, el peso de llevar sobre los hombros de la salvaguardia de la paz mundial. Tony verá mermada su salud. El paladio, mineral que alimenta su sistema, le está pasando factura, incrementando la toxicidad de su sangre, lo cual le lleva a una espiral de autodestrucción, al pensar que su final está próximo.

Como antagonista a Iron Man nos encontramos, con un despechado físico ruso, de nombre Ivan y con el careto de Mickey Rourke, cuyo padre trabajó codo con codo junto al padre de Tony. Ahora Ivan (que no tiene precisamente el físico propio de un “físico“, sino el de matón de discoteca de tres al cuarto) trata de crear una armadura similar a la de Tony a fin de vengar los atropellos realizados hacia la figura de su padre. Tenemos por tanto al malo de la película, que tratará de acabar con Iron Man, ofreciéndonos unas cuantas escenas trepidantes, al final de la película, que es donde se echa toda la carne en el asador, en un sinfín de efectos especiales y traca pirotécnica ensordecedora, de los que hacen vibrar el suelo bajo nuestros pies.

Como antesala a ese final de traca, tenemos muchos, demasiados minutos de relleno, con diálogos totalmente banales, que le hacen a uno desear que estén callados, o disparando a algo, en lugar de diciendo sandeces.

No falta el ejecutivo corrupto, Justin Hammer, mercader de armas, que trata a toda costa de hacerse con la tecnología que le permita hacer clones de Iron Man, al que da vida un Sam Rockwell tan pasado de rosca y abundante en muecas como Gary Oldman en El libro de Eli.

A fin de aportar algo de aire fresco a la chatarra pirotécnica, que cimenta la historia, tenemos nada menos que a Scarlett Johansson (en su doble papel de Natalie/Viuda Negra), en un rol meramente ornamental, que pasa por sacar a la actriz luciendo escote en ropa interior primero en una fotografía y luego embutida en un ajustado traje que marca su curvilínea figura, pareja a otras féminas heróicas como Catwoman o Aeon Flux, estas con el cuerpo de otras también actrices esculturales como Halle Berry o Charlize Theron.

Iron Man descubrirá que no es intocable ni con la máscara puesta ni sin ella, quebrando así su presunto halo imbatibilidad, lo cual no lo hará más humilde, ni menos excéntrico. No dudo que habrá más secuelas, pero si son como esta, o me temo que peores, tendrán que leer los comentarios en otra blog, porque no creo que las vea.

Escrito por Popeye Doyle

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