viernes, 1 de octubre de 2010

UNA TARDE

¡Tarde horrible!, ¡Del horizonte,
la alta esfera, negro velo
recubrió;
triste, oscuro estaba el monte,
triste el valle, triste el cielo,
triste yo!
En medio el cuadro sombrío,
de pavura todo acento
feneció;
mudo estaba el manso río,
muda el ave, mudo el viento,
mudo yo.
De la aldea a la cabaña
buscó un ser mi vista; en vano,
le buscó.
Sola estaba la montaña,
solo el bosque, solo el llano,
¡solo yo!
Y tras el negro horizonte,
solo el poder soberano,
que hoy logró
que ni una flor guarde el monte,
ni una el bosque, ni una el llano
¡ni una yo!;
¡Ah! Del tiempo! a la honda saña
seremos en este arcano,
que él formó,
polvo estéril la montaña,
polvo el bosque, polvo el llano,
¡polvo yo!

EVARISTO SILIÓ Y GUTIÉRREZ

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