Crossing over
Dirección y guión: Wayne Kramer.
País: USA.
Año: 2009.
Duración: 140 min.
Género: Drama.
Interpretación: Harrison Ford, Ray Liotta, Ashley Judd, Jim Sturgess, Cliff Curtis, Alice Braga, Alice Eve.
Producción: Frank Marshall y Wayne Kramer.
Música: Mark Isham.
Fotografía: Jim Whitaker.
Montaje: Arthur Coburn.
Diseño de producción: Toby Corbett.
Vestuario: Kristin M. Burke.
Si todavía no se ha escrito el libro clave sobre el 11-S, tampoco en el cine encontramos esa película que trate el problema de la inmigración en toda su complejidad. Hay intentos, como la reciente The Visitor, donde tomamos nota de cómo se las gastan los americanos a la hora de deportar al personal.
En Crossing over, se dan cita una serie de historias, algunas interconectadas, donde los protagonistas son personas que residen en suelo americano y cuyo sueño reside en obtener la nacionalidad americana, para poder entonces poder cumplir el sueño americano (ese que dice que en los EEUU todo es posible).
En esas anda un policía que detiene ilegales, pero que no lo lleva muy bien, pues piensa demasiado e incluso se lo toma como algo personal. Así un día que entran en un almacen textil ilegal, tomará un papel de una detenida que le pide encarecidamente que se encargue de su hijo, pues no tiene a nadie más. Así el policía incluso cogerá al niño y lo llevará con sus abuelos en México. Todo esto lo hará claro está a modo personal.
Por otra parte tenemos a un joven aspirante de actriz, que a cambio de obtener la Green Card, está dispuesta a acostarse cuantas veces sea requerida con un funcionario que le puede proporcionar dicha tarjeta.
No falta la chica árabe, la cual entiende lo que pasó con el 11-S (esa llamada de atención ante la arrogancia y prepotencia de los EEUU en su política exterior de ordeno y mando) y donde una redacción que escribe en el instituto le implicará ser deportada, también a su madre (pues hay quien la ve como una potencial kamikaze suicida)
Tenemos también a un chico judío que intenta por todos los medios conseguir la nacionalidad, obteniendo incluso la ayuda de un rabino ortodoxo, en una secuencia con cierta gracia.
El policía antes citado, tiene un compañero de trabajo árabe, cuya hermana hace su vida al margen de la familia, con fatales consecuencias como se verá.
Finalmente un adolescente asiático, metido a pandillero juvenil, obtendrá una segunda oportunidad a manos del policía árabe, que trata así de expiar sus culpas, cuando un atraco a un establecimiento se convierte en una orgía de sangre.
Este batiburrillo de historias, unidas todas, por el denominador común del deseo de obtener otra nacionalidad que no es la suya, no está exenta de cierto sentimentalismo. Hemos visto que no falta el policía con problemas de conciencia, la abogada que adoptará a una niña negra, el policía que se redime de sus actos, pero al final todo esto resulta tan de postín y superficial, que si rascamos no hay mucho más, que una puesta en escena dinámica, que no provocan la espantada a pesar de las 2 horas y cuarto que dura la peli, pero que como decía al principio, siguiendo la estela de Crash, ofrece unos leves apuntes, que no dejan huella alguna.
El único reclamo es un elenco que junta los rostros de Harrison Ford, Ray Liotta, Ashley Judd, Jim Sturgess, Cliff Curtis o Alice Braga.
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