martes, 10 de agosto de 2010

Arroz con lentejas, comino y cebolla frita ('mejadara')

Pese a ser una combinación un tanto extraña, las lentejas y el arroz casan como hermanitos, y como bien saben los vegetarianos aportan proteínas cual filetón de vaca. La legumbre en potaje, inflada con el cereal para que alcanzara más raciones, fue uno de los platos favoritos de mi infancia, quizá porque el arroz suavizaba el plato y lo hacía más apto para menores de 13 años. O igual es que los granos me distraían de los trocitos de cebolla, enemigos mortales de todos los niños malcriados del Universo.

El planteamiento de la receta de hoy es otro, puesto que los ingredientes van en seco. Se llama mjadarah o mejadara y viene de Oriente Próximo. Según he leído, es típica de Siria, Líbano y Palestina, aunque juraría haber comido algo muy parecido en Egipto en un viaje que hice hace un par de siglos. Aunque yo no lo veo exactamente igual,
la Wikipedia dice que es lo mismo que el kushari, y que es un plato tan tan humilde que un árabe nunca lo ofrecería a un invitado porque sería considerado un insulto. También he visto que ahora mismo está de moda forzosa en Palestina, porque el arroz y las lentejas son productos habituales en los repartos humanitarios de la ONU.

Sé que nada de esto suena muy apetitoso. Pero cuando pruebas el mejadara descubres que es un grandísimo invento, como tantos otros de la cocina pobre (véase las patatas a lo ídem, el gazpacho o el pan con tomate). Y además de barato, se hace en dos patadas.

La receta está basada en
la del restaurante británico Ottolenghi.

Dificultad:
La que tiene cualquier arroz y sus tiempos de cocción.

Ingredientes: Para cuatro personas
• 200 gramos de arroz basmati o de grano largo
• 200 gramos de lentejas
• 2 cebollas
• 1 cucharada rasa de comino en grano
• 1 cucharadita rasa de cúrcuma
• 1 cucharadita rasa de canela
• Aceite de oliva
• Sal y pimienta
• 2 yogures griegos (opcional)
• 2 cucharadas de menta picada (opcional)
• ½ calabacín pequeño (opcional)
• 1 limón (opcional)

Preparación:
1. Cortar la cebolla en juliana, salarla ligeramente y ponerla a escurrir en un colador para que pierda agua (esto facilitará la fritura).
2. Si se quiere acompañar con la salsa de yogur, prepararla mezclando el mismo con una cucharada de menta picada, el calabacín picado lo más pequeño posible, el zumo de medio limón, sal, pimienta y un chorro de aceite. Batir bien y reservar en la nevera.
3. Poner las lentejas en una cazuela con 1,2 litros de agua fría y un poco de sal. Cocer a fuego medio-suave media hora aproximadamente a partir del hervor, añadiendo algo más de agua si se quedan secas.
4. En otra cazuela grande, poner a tostar las semillas de comino a fuego medio hasta que empiecen a soltar su aroma. Añadir entonces un chorro de aceite de oliva, la canela, la cúrcuma y el arroz. Remover bien para que el arroz quede recubierto por la grasa (si se ve seco, añadir más aceite). Dejar un minuto y añadir las lentejas con su líquido de cocción, más 400 mililitros más de agua. Salpimentar y tapar cuando empiece a hervir. Dejar a fuego suave unos 20 minutos, vigilando que no se quede seco del todo y añadiendo un poco de agua si es necesario. Retirar del fuego y dejar cubierto con un paño unos 10 minutos más.
5. Mientras el arroz se hace, poner aceite de oliva abundante a calentar a fuego medio-fuerte en una cazuela o sartén. Escurrir bien la cebolla, estrujándola un poco contra el colador. Preparar un plato con papel de cocina. Freírla en el aceite, removiendo de vez en cuando. Cuando esté bien dorada, sacarla con una espumadera y dejarla sobre el plato con papel de cocina para que pierda el exceso de grasa.
6. Mezclar la mitad de la cebolla con el arroz y las lentejas, y el resto ponerlo por encima en los platos o la fuente en que se vaya a servir. Acompañar, si se quiere, con la salsa de yogur a un lado, decorada con el resto de la menta. También se puede servir con ensalada.

Por: Mikel López Iturriaga
EL PAÍS

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