lunes, 30 de agosto de 2010

Ángeles y Demonios

Ángeles y Demonios (Angels & Demons, 2009)


Dirección: Ron Howard.
Reparto: Tom Hanks (Robert Langdon), Ewan McGregor (Camarlengo), Ayelet Zurer (Dra. Vittoria Vetra), Stellan Skarsgård (comandante Richter), Pierfrancesco Favino (inspector Ernesto Olivetti), Nikolaj Lie Kaas (asesino), Armin Mueller-Stahl (cardenal Strauss), Thure Lindhardt (Chartrand), David Pasquesi (Claudio Vincenzi), Cosimo Fusco (padre Simeón), Victor Alfieri (teniente Valenti).
Guión: David Koepp y Akiva Goldsman; basado en la novela de Dan Brown.
Producción: Brian Grazer, Ron Howard y John Calley.
Música: Hans Zimmer.
Fotografía: Salvatore Totino.
USA 2009

Tengo muy reciente la película anterior de la serie del Dr. Langdon, El Código Da Vinci. No así ambos libros, verdaderos éxitos a nivel y escritos por Dan Brown. Me los leí hace tiempo, pero si no recuerdo mal éste, aunque se volvió a publicar con posterioridad, era anterior a El Código Da Vinci. En las películas es al revés, en Ángeles y Demonios se hace alguna referencia a la anterior aventura en que Langdon topó con la Iglesia.

En cualquier caso, ambas historias son totalmente independientes y como las novelas tampoco tienen una gran calidad literaria, se puede ver Ángeles y Demonios sin haber visto ni leído ninguna de las obras del autor. Es más para los que se hayan leído la novela, verán que el increíble final se ha modificado, sigue siendo difícil de asimilar, pero es un poco más creíble que en la novela.

Lo que no cambia en ambos casos es la estructura de la historia. Al igual que El Código Da Vinci, la historia de Ángeles y Demonios sucede en unas pocas horas. En esta ocasión el escenario único, pero amplio, es Roma y sus Iglesias y la amenaza para la Iglesia Católica viene de manos de los Iluminati, antiguo enemigo, ya no es el Opus Dei, aunque como pasaba anteriormente, la verdadera amenaza venga de matones a sueldo y de la corrupción interna de la propia Iglesia, preocupada más por tapar los escándalos y hacer perdurar sus ancestrales y taciturnos ritos que por ponerse a la altura de los tiempos que corren.

De nuevo Langdon es llamado para resolver un tema del que no tiene ni idea, pero sus conocimientos le hacen ir resolviendo las pistas, una a una y secuencialmente para que la cosa no acabe en una tragedia de dimensiones descomunales. De nuevo se encuentra con la ayuda de una atractiva y joven compañera con la que se compenetra a la perfección y que sí ha tenido mucho que ver con lo que está sucediendo, en este caso una investigadora del CERN a la que le han robado una gran dosis de antimateria que habían logrado logrado crear en el laboratorio gracias al acelerador de partículas y el famoso colisionador de hadrones que hace poco se dijo podía crear un agujero negro que absorbería la Tierra (En breve, en Star Trek).

En fin, la película, aunque en muchos casos no resulta creíble, sí es entretenida. A pesar de que las interpretaciones del reparto internacional son bastante insulsas, encabezadas por un Tom Hanks de rostro inerte y un Ewan McGregor que no acaba de meterse en el papel.

El hecho de que la acción transcurra en unas pocas horas, da ritmo a la narración y estas cosas se le dan bien al director, que vuelve a ser Ron Howard. Con los muchos millones de presupuesto, ni que decir tiene que los efectos especiales son de relumbrón y que a pesar de no haberse grabado en El Vaticano, las reproducciones de la plaza de San Pedro, Capilla Sixtina, etc. son perfectas.

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