domingo, 15 de noviembre de 2009

Taken (venganza)

Taken (venganza) crítica película


Dirección: Pierre Morel.
País: Francia.
Año: 2008.
Duración: 93 min.
Género: Thriller, acción.
Interpretación: Liam Neeson (Bryan), Maggie Grace (Kim), Famke Janssen (Lenore), Xander Berkeley (Stuart), Leland Orser (Sam), Jon Gries (Casey), David Warshofsky (Bernie), Katie Cassidy (Amanda), Holly Valance (Sheerah), Nathan Rippy (Victor).
Guión: Luc Besson y Robert Mark Kamen.
Producción: Luc Besson.
Música: Nathaniel Mechaly.
Fotografía: Michel Abramowicz.
Montaje: Frédéric Thoraval.
Diseño de producción: Hugues Tissandier.
Vestuario: Olivier Bériot.

¿Qué haría un padre por una hija?. Cualquier cosa. Si encima la hija es secuestrada y el padre, de nombre Bryan, tiene habilidades personales que les harán las cosas muy difíciles a los secuestradores lo que nos disponemos a ver es a una máquina de matar: un híbrido entre Jason Bourne y Jack Bauer (24).

Bryan ha trabajado para el Gobierno de los Estados Unidos, ha sido un patriota y tanta dedicación ha supuesto que su mujer que se veía sola más tiempo del recomendable le mandara al cabo de los años con la paciencia agotada, a paseo. Como ambos tienen una hija en común, Kim, ahora que Bryan se ha jubilado tratará ir al igual que Marcel Proust, En busca del tiempo perdido.

Leonore la ex-mujer de Bryan ha rehecho su vida junto a un hombre de negocios que se trae entre menos negocios turbios, personaje que poco aporta a la historia, salvo que este le cede un jet a Bryan para desplazarse.

Kim quiere ir a Europa, a Francia, a pasar el verano con su amiga americana y sus presuntas primas. Bryan que ve fantasmas por todas partes no la quiere dejar ir, pero finalmente accede ante la insistencia de su retoño.

Una vez que la pareja de adolescentes de 17 años pisan territorio francés, conocen a Peter, un atractivo joven con el que comparten un taxi. Poco después ambas son secuestradas. Antes de eso Kim logrará contactar con su padre para informarle por el móvil acerca de como su amiga está siendo secuestrada.

Pues bien, toda vez que Kim cae en manos de una red de albaneses dedicados a la trata de blancas, Bryan saldrá pitando a París a deshacer los entuertos y recuperar a su hija.

El ritmo es frenético, de ahí que pasada la primera media hora, lo que veamos sea un torrente de adrenalina. Bryan es una máquina de matar y va dejando un reguero de cadáveres a su paso, en pos de las huellas de su hija.
Es innegable que “Taken” tiene mucho ritmo, que las escenas de lucha son impactantes, que Liam Neeson reparte mandobles por doquier y que no le tiembla el pulso, lo cual es de agradecer porque visto el percal, lo mejor que puede hacer con esa chusma es mandarlos al otro barrio sin posibilidad de que digan nada para justificarse.

Resulta bastante difícil de creer que a medida que van aumentando los cadáveres en la ciudad Parisina Bryan siga campando a sus anchas sin que las autoridades oficiales sepan cómo frenarlo y mandarlo de vuelta a su casa.

Algo que resulta curioso es ese mensaje de la película que nos viene a decir que si eres una casquicavana, como Amanda, (la actriz Katie Cassidy) la amiga de Kim, la palmas, mientras que si eres virgen como Kim (sí, se trata de Maggie Grace la Perdida televisiva) tus posibilidades de subsistir aumentan.

Estando tras las cámara Pierre Morel, padre de películas como The transporter o Danny the Dog, el entretenimiento basado en la violencia explícita, está garantizado.

No hay nada más hermoso que la familia unida. Bello ese abrazo final que Leonore le da a Bryan.

por Popeye Doyle

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