Se hace larga la espera
y el invierno, con nubes ennegreciendo el cielo
aumentan la noche con su estruendo espontáneo.
El viento desmelena las palmeras
que ásperas y verdes, enredadas de dátiles,
se pierden en lo alto.
Se hace larga la espera
y cuando llegas anegas mi boca de silencios,
llenas mis ojos de palabras,
acumulas tacto entre mis dedos.
Jugando a ser protagonista en “Casablanca”
bebiendo a sorbos cortos el champagne,
pero faltó la lentejuela en el vestido negro,
y un pianista de color amenizando nuestra charla
para hacer más real ese momento.
La espera se hizo larga para nada
pues llegaste y ya te he despedido
y con tu marcha el corazón,
que horas antes quería salirse de su caja,
vuelve a respirar en su lugar de origen suspirando.
El día que pierda pié
y no pueda volver a las andadas,
ese castillo de naipes fabricado con esmero
en una vida de errores y fracasos,
caerá en un renuncio estrepitoso de cartas sin valor
y de nada servirá haberse guardado los ases en la manga.
(Hotel ALANDALUS)
Escrito por Musaraña
Benacazón, 28.05.1993
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