Cansada de darle cuerda al tiempo
me apoyé en un árbol deshojado de hojas.
Escuché la sintonía del silencio,
que huyendo de la voz, nombraba la ausencia y el olvido.
En ese tiempo quieto que no pasa
sin memoria descanso en lo mas hondo
y porque la vida hiere en los recuerdos
no temeré a la muerte y su letargo
y así pasaré, como decía Lucrecia,
de la memoria al sueño – y viceversa-.
Escrito por Musaraña
Benacazón 26.11.1998
1 comentario:
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