viernes, 25 de enero de 2008

MAÑANA...

La ventana entreabierta contiene un rostro
sobre el campo del mar. Los cabellos vagos
acompañan el tierno ritmo del mar.

No hay recuerdos en esta cara.
Sólo una sombra fugaz, como una nube.
La sombra es húmeda y dulce como la arena
de una cavidad intacta, al anochecer.
No hay recuerdos. Sólo un murmullo
que es la voz del mar hecha recuerdo.

Al anachocer el agua blanda del amanecer
se empapa de luz, esclarece la cara.
Cada día es un milagro sin tiempo,
bajo el sol: la envuelve una luz salada
y un sabor a fruto de mar vivo.

No existe recuerdo en esta cara.
No existe palabra que lo contenga
o lo una a las cosas pasadas. Ayer,
por la breve ventana ha desvanecido como
desvanecerá dentro de un istante, sin tristeza
ni palabras humanas, sobre el campo del mar.

Cesare Pavese

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