Versos blancos para mujer alba
Este abril se ha
agarrado a los paraguas
igual que mi madre
lo hizo a la muerte,
hace un año, cuando
se me escapó
entre los labios
tras doce minutos
que aún me saben a
la leche caliente
y azucarada que
había tomado antes.
Porque las manillas
de aquel reloj
las afilé con el
paladar dulce;
¡Un contrasentido!
Que sólo entiende
este hijo que buscó
un aire en un pecho
que se escapaba ya
hacia los pinares
donde el aroma a
hierba y a madera húmedas
murmuraba el "Réquiem de un tal Mozart"
al olor de la
estepa y el enebro
por aquella mujer
que era cándida
cual sábana limpia
de hilo fino
sobre el cuerpo de
un recién nacido.
Alberto Ibáñez Martín
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