martes, 3 de abril de 2012

TORTILLA DE PATATAS SIN HUEVO


Lo que pasa. Un día sales a la calle y, de repente, algo ha cambiado. Es algo en el aire, en la luz, en la atmósfera. No lo tengo muy claro, pero vas dando un paseo, distraído con tus cosas, que si los embargos del banco, que si los juicios por injurias o las demandas de paternidad que te han puesto, en fin esas cosas normales del día a día, cuando de repente, levantas la vista, te detienes un momento, miras a tu alrededor y descubres lo que pasa: huele a navidad. No es que huela a sobaco de Papá Noel ni a caca de camello. No. Es algo en el ambiente. No sabría decirlo, pero uno sabe que la navidad está a la vuelta de la esquina, con sus polvorones, su cava, su lotería nacional y sus empachos. Y ahí voy. Cuando descubro que la navidad se acerca, y el disparate gastronómico que, quieras que no quieras, se te avecina, a mí de lo que me entran ganas es de cosas muy sencillas, de poco cocinar. Manduca básica. Como la receta de hoy. Una tortilla de patatas, tan sencilla, tan sencilla que, no es que sea una cobarde, pero no tiene ni huevos.

Ingredientes:
1 paquete de preparado congelado con patata y cebolla para tortilla (lo hay de varias marcas, incluso blancas. El mío era de Findus), 1 paquete de bacon, sal y aceite de oliva. Opcionalmente, pesto rojo.
Preparación
en una sartén no muy grande, ponemos un par de cucharadas de aceite y cuatro lonchas de bacon, cortado en tiritas pequeñas. Cuando lo veamos doradillo, añadimos el contenido de nuestro paquete de patatas con cebolla sin descongelar y dejamos que se vayan haciendo según las instrucciones del fabricante (unos cinco minutos, más o menos). Cuando veamos que empiezan a estar, le ponemos sal (y si nos da por ahí, una cucharadita de pesto rojo o una salsa parecida), removemos bien por última vez, y con un tenedor empezamos a darle por los bordes forma de tortilla. Subimos el fuego un momento para que coja color por fuera y con ayuda de un plato, le damos la vuelta como si fuera una tortilla de patatas normal. Otra vez a la sartén, le rehacemos un poco los bordes y en un momento estará lista. Un acompañamiento perfecto (y chulamente presentado) para casi cualquier cosa, o un aperitivo divertido para acompañar unas cervezas fresquitas.


Por Falsarius

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