Estómago
Dirección: Marcos Jorge.
Países: Brasil e Italia.
Año: 2007.
Duración: 112 min.
Género: Drama.
Interpretación: João Miguel (Raimundo Nonato), Fabiula Nascimiento (Íria), Carlo Briani (Giovanni), Babu Santana (Bujiú), Zeca Cenovicz (Zulmiro), Paulo Miklos (Etcétera), Jean Pierre Noher (Duque), Alexander Sil (Lino), Marcel Szymanski (Valtão), Sidy Correa (Bocazas), Rodrigo Ferrarini (Flacucho).
Guión: Lusa Silvestre, Marcos Jorge, Cláudia Da Natividade y Fabrizio Donvito; basado en un argumento de Lusa Silvestre y Marcos Jorge.
Producción: Cláudia Da Natividade, Fabrizio Donvito, Marco Cohen y Gabriele Muccino.
Música: Giovanni Venosta.
Fotografía: Toca Seabra
De las tres películas brasileñas que he visto recientemente, es Estómago la película que más me ha gustado y la que ha contado con menos medios materiales para su confección. La historia es mínima, pero tiene sus momentos tragicómicos hilarantes, esos que te reconcilian con la condición de ser humano y nos dejan en el lugar que nos corresponde.
El protagonista es Nonato, un fulano que llega a un bar, con una maleta de cartón, una mano delante y otra detrás. Tras zamparse un par de bocatas de masa frita, se hace el remolón y busca irse sin pagar. El dueño lo frena y a cambio de no pagar un duro por lo bebido y comido le invita a fregar los platos. Le ofrece poco después una alcoba donde pernoctar y así Nonato, pasará de limpiar a cocinar y el local recuperará cierto brillo y esplendor, se mostrará abarrotado de gente, todo por obra y gracia de Nonato que controla como pocos el arte de la fritura y será requerido por el dueño de un restaurante italiano que quiere que forme parte de su grupo de cocineros.
Nonato accede y así aumentará sus conocimientos culinarios.
Luego vemos también que Nonato está en la cárcel, por una acción que comete y que lo pondrá a la sombra una temporada. Nonato se enamora de una prostituta local, que se pirra por sus guisos, y es que ya dicen que al hombre/mujer se le conquista por el estómago. Pero la prostituta, que no es mujer de un solo hombre, profesional en extremo, no accederá fácilmente a los deseos de él, de convertirse en su mujer, pues el bueno de Nonato quiere llevarla al altar, convertirla en su esposa.
Los momentos en la cárcel son los más cachondos. Nonato entra en una celda que compartirá con otra media docena de presos. Al principio no pinta nada, pero una vez que todos se enteran de que él cocina, el jefe de la celda lo tendrá bajo su protección.
Así Nonato desplegará todos sus recursos culinarios para mejorar los guisos y alimentos que les ofrecen como comida, poniendo primero un poquito de ajo, cebolla, alecrín, y demás especies que el jefe le va consiguiendo, y es que donde hay (buena) comida hay alegría, para luego incluso traer productos de fuera, como algo de vino, un trozo de queso gorgonzolla, etc. A tanto llega la cosa que el jefe, en una reunión que tendrá con otro de los presos, le encarga un menú, que tendrá lugar en la cocina de la cárcel, con el visto bueno de los vigilantes, que a cambio disfrutarán del menú degustación que ofreceré Nonato. Lo surrealista de ciertas escenas, y la falta de pretenciosidad de la historia, embutida de realismo sucio, hace de esta comedia negra una joyita de humor ácido, que vale la pena ver, por lo que tiene la propuesta de singular y original y es que ya de entrada la historia del queso gorgonzolla contada por Nonato a sus compañeros de trena, es de las que prometen primero y cumplen después
por Popeye Doyle
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