lunes, 17 de agosto de 2009

Quantum of Solace

Quantum of Solace (007: Quantum of Solace, 2008)


Dirección: Marc Forster.
Reparto: Daniel Craig (James Bond), Jeffrey Wright (Felix Leiter), Mathieu Amalric (Dominic Greene), Gemma Arterton (agente Fields), Olga Kurylenko (Camille), Judi Dench (M), Giancarlo Giannini (Mathis), Jesper Christensen (Sr. White), Joaquín Cosio (general Medrano), Anatole Taubman (Elvis), David Harbour (Gregg Beam), Rory Kinnear (Tanner), Fernando Guillén Cuervo (jefe de policía), Glenn Foster (Mitchell), Paul Ritter (Guy Haines).
Guión: Paul Haggis, Neal Purvis y Robert Wade; basado en los personajes creados por Ian Fleming.
Producción: Michael G. Wilson y Barbara Broccoli.
Música: David Arnold.
Fotografía: Roberto Schaefer.
Montaje: Matt Chessé y Richard Pearson.
Diseño de producción: Dennis Gassner.
Vestuario: Louise Frogley.
USA, Reino Unido, 2008

Hace sólo unos días vi la anterior película de James Bond,
Casino Royale, que ya os comenté. Me ha venido bien haber tardado tanto en verla, porque ambas películas están muy relacionadas. La acción continúa de una a la otra hasta el punto de según los productores empezar la acción una hora después de donde acaba la anterior. Van 22 películas de Bond (25 si contamos las “no oficiales”) y es la primera vez que una es continuación de la anterior.

Por supuesto el actor también sigue, Daniel Craig, que parece contar con el beneplácito del público, a pesar de no tenerlas todas consigo en un principio. El personaje de “M”, que interpreta Judy Dench, también continúa y con esta van 6 películas de Bond ya las que acumula la veterana inglesa. También volvemos a ver a Félix Leiter, el agente de la CIA con el que ya se encontrara Bond en su misión anterior, que vuelve a interpretar Jeffrey Wright. Este personaje es recurrente en la saga. Mathis, el colega de Bond que le ayudó en la anterior y del que llegó a dudar si era un agente doble, vuelve a aparecer encarnado por Giancarlo Giannini. Mr. White, Jesper Christensen, aunque brevemente también interviene de nuevo.
Hasta ahí las continuaciones, pero también se hacen referencias al malo de la anterior, el soso Le Chiffre (Mads Mikkelsen) y a la chica de Bond, Vesper (Eva Green). Ambos personajes son importantes para la trama, ya que Bond intenta vengarse del tipo que provocó la muerte de su amada Vesper y que fue el motivo de que ella le traicionara. Para ello sigue los pasos de la organización con la que tenía relación Le Chiffre y que da título a esta película.

Y hablando de malos, parece que los productores han centrado todos los esfuerzos en hacer creíble a Craig como Bond y han dejado de lado a sus antagonistas, los malos, que eran muy importantes en toda la saga. Los de esta nueva entrega son igual de anodinos que en la primera. El malo es un tal Dominic, con el rostro de Mathiew Amalric, otra vez un extranjero, francés en este caso, por eso Bond trabaja para el MI6, la agencia de inteligencia exterior.

Pero para los españoles el rostro de Fernando Guillén Cuervo no es tan exótico como para los ingleses, por eso el corrupto jefe de policía que interpreta nos resulta bastante ridículo y poco creíble, como un toque humorístico.

Para acabar con los actores, se vuelve a repetir lo que pasó en la anterior, en que una de las chicas Bond era extranjera y estaba doblada con un patético acento. Esta vez lo que pasa es que es la chica principal,
Olga Kurylenko. No he podido ver la peli en versión original, es lo que tienen los cines en una ciudad pequeña, que la versión original brilla por su ausencia, pero el doblaje con acento es horroroso. No tengo ni idea de quien lo ha hecho, porque la página que suelo consultar, eldoblaje.com, una vez más obvia ese personaje, a pesar de ser de los importantes, pero esa pésima dicción hace más difícil entenderla. Si quieren mantener el “feeling” original, que no las doblen, y si las doblan, que lo hagan bien.

Hasta aquí la parte negativa, porque esta vez no se les ha ocurrido ninguna tontería por la que traducir el título, y lo han dejado como el original, que por cierto tiene poco de ídem. Por lo que cuentan en alguna ocasión ya se había barajado este como título para otras películas, pero a mi me parece poco acertado.

En la parte buena hay que destacar que esta es una peli de James Bond como se espera, con mucha acción. Destacar que podemos llegar a ver persecuciones por tierra, mar y aire, muy bien rodadas y con la tensión a flor de piel. Es esa sensación de que el bueno se ha metido en un lío y sabes que va a salir de él vivo, pero no llegas a imaginarte como.

Hoy en día hay películas que hacen como en
El Equipo A, que muchos tiros, muchas explosiones, pero nunca moría nadie. En las últimas de Bond la gente muere sin muchos remordimientos para el director. Incluso alguno que sería evitable. Es más del tipo Rambo.

Otro de los puntos a favor de Bond han sido siempre las localizaciones. Fieles a la tradición aquí también tenemos unos cuantos lugares de relumbrón por los que pasa Bond, pero lo más destacable es sin duda Siena, ya que hay una larga secuencia rodada mientras se celebra la popular carrera de caballos, la Carrera del Palio, en la plaza de la ciudad, la Piazza del Campo. La conozco bien, no por haberla vivido in situ, aunque sí he visitado la ciudad y la plaza, sino por verla varios años en la televisión celebrando mi cumpleaños, una vez incluso estando en Italia.

Volviendo a Bond, con el tema de las localizaciones, hay que destacar que esta película ha sido rodada en múltiples localizaciones que han llevado al equipo a pasar por 7 países, España entre ellos, aunque fuera solamente la segunda unidad (llegaron a haber tres unidades rodando al mismo tiempo).

A parte de que por una vez el amor que sintió Bond por una mujer y por la que se vio traicionado es la principal causa que lo mueve, el principal tema de la película es la venganza. No es muy original el argumento en ese sentido y la chica que se une a Bond vive movida también por su ansia de venganza, contra la persona que mató a toda su familia y la dejó viva cuando era sólo una niña.

Es ese el sentimiento que mueve también a Bond, la venganza, y no su entrega al servicio de su majestad, que se la trae sin cuidado. En el camino, de hecho, varias veces ayuda a los servicios de inteligencia ingleses, pero otras muchas los perjudica, hasta el punto de poner a su jefa M en la cuerda floja, por mucho que confíe en él.

En la dirección Marc Forster, un alemán de nacimiento, criado en Suiza y que ha desarrollado su carrera en el cine en Estados Unidos. Otras de sus películas como
Más Extraño que la Ficción o Tránsito le dan la etiqueta de interesante. Tuvo la suerte de contar con el mayor presupuesto de la saga, 225 millones de dólares.

Curiosidad: a parte del famoso Aston Martin que conduce Bond, en las últimas películas se le ve CLARAMENTE conduciendo algún modelo de Ford. Ford sigue manteniendo un porcentaje de la firma inglesa de lujo, pero el año pasado vendió la mayor parte. Problemas de la crisis. Lo cierto es que antes de vender la marca, Ford había firmado un contrato de exclusividad que mantendrá seguramente a ambas marcas durante 3 películas más. Todavía podemos recordar a Pierce Brosnan conduciendo BMWs y no era lo mismo.

Pero aún es más curioso que, a pesar de que han sido muchas las marcas que en un momento u otro Bond ha conducido en sus películas (fuera del Aston Martin DB5 y DBS posiblemente el Lotus Esprit sea el coche más famoso), en las novelas de Ian Fleming el agente 007 conducía un Bentley.

No conozco la “parte literaria” de Bond, pero esta película debe estar muy ligeramente basada en un relato corto publicado en la revista “Cosmopolitan” en 1959 y no era precisamente una historia de Bond, sino más una anécdota de una cena.

Ojo también a otra última curiosidad, porque los directores mexicanos Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro realizan sendos cameos en la película, pero no busquen el moreno rostro de Cuarón o la oronda figura de Del Toro porque sólo han puesto su voz. No sé si en la versión doblada tenemos oportunidad de oírlos. Por si alguno se anima a intentar identificarlos, esto es lo que dijo el director en una entrevista: “Guillermo tiene un sentido del humor increíble y le puso unas voces muy graciosas a dos personajes, una voz que se escucha en la escena de la fiesta de ópera, y otra, la de un policía latino. Cuarón prestó su voz a un piloto de helicóptero; fue muy divertido”.

Escrito por
Mr. McGuffin

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