jueves, 14 de junio de 2012

LA ÚLTIMA LUZ


Eres de cielo hacia la tarde, tienes 
ya dorada la luz en las pupilas, 
como un poco de nieve atardeciendo 
que sabe que atardece. 
                                    Y yo querría 
cegar del corazón, cegar de verte 
cayendo hacia ti misma 
como la tarde cae, como la noche 
ciega la luz del bosque en que camina 
de copa en copa cada vez más alta, 
hasta la rama isleña, sonreída 
por el último sol, 
                          ¡y sé que avanzas 
porque avanza la noche! y que iluminas 
tres hojas solas en el bosque, 
                                              y pienso 
que la sombra te hará clara y distinta, 
que todo el sol del mundo en ti descansa, 
en ti, la retrasada, la encendida 
rama del corazón en la que aún tiembla 
la luz sin sol donde se cumple el día.

Luis Rosales

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