jueves, 18 de diciembre de 2008

La ceremonia

La ceremonia crítica película

TITULO ORIGINAL La cérémonie
AÑO 1995
DURACIÓN 126 min.
PAÍS Francia
DIRECTOR Claude Chabrol
GUIÓN Claude Chabrol & Caroline Eliacheff (Novela: Ruth Rendell)
MÚSICA Matthieu Chabrol
FOTOGRAFÍA Bernard Zitzermann
REPARTO Isabelle Huppert, Jacqueline Bisset, Sandrine Bonnaire, Jean-Pierre Cassel, Virginie Ledoyen
PRODUCTORA Coproducción Francia-Alemania / MK2 Productions S.A. / France 3 Cinéma / Prokino Filmproduktion GmbH / Olga Film GmbH / ZDF

Pocas cosas asustan tanto como el hecho de que alguien aparentemente normal sea capaz de cometer actos atroces. Comentaba hace días como en la película
Funny Games dos jóvenes ocupaban su tiempo torturando y matando a una familia como puro pasatiempo, jóvenes para los cuales matar era como respirar o comer, un acto natural exento de la mínima moralidad o connotación ética.

En La ceremonia, Sophie es una joven seria y adusta que consigue trabajo como sirvienta en la casa de una familia burguesa. Tras presentar sus credenciales, la mujer de la casa la contrata y Sophie comienza con sus tareas. El mismo día de su llegada al pueblo donde residirá, coincide en la estación con la empleada de una oficina de correos, Jeanne, con la compartirá un trayecto en coche.

Surge casi de inmediato entre las dos mujeres una relación especial. Ambas tienen en su currículo un acto criminal. Jeanne fue acusada de haber matado a su retoño y Sophie de haber matado a su padre. Ambas han sido exculpadas y no han pisado la cárcel al no haber pruebas en su contra, lo cual parece complacerlas y provocarles la risa tonta.

Sophie se dejará seducir por la bravuconería de su nueva amiga y confidente, la cual además de chismosa y entrometida está loca de atar. Sophie mudará su carácter frío y glacial por algo más cálido y jovial en contacto con su amiga la cartera. Sonreirá de nuevo y se verán metidas en un lío de los gordos al no ser capaces de prever el alcance de sus acciones, las cuales ejecutan con la inconsciencia de un descerebrado, a pesar de que ambas andan casi en la cuarentena y se presume en ellas algo más de sensatez.

Que el objeto del ataque sea una familia burguesa no es nada nuevo en la filmografía de Chabrol que suele emplear a este estrato social haciéndolo objeto de sus historias, como en su último film
Una chica cortada en dos.

El hogar lo integra un matrimonio donde ella es artista, y él, todo un melómano amante de la música, posee fábricas de conservas. Cada uno ha aportado un hijo a esa familia reconstruida donde las diferencias se liman y parece reinar una paz apacible. En la hija reconocemos el rostro de Virginie Ledoyen (
Bosque de sombras), y en el par de psicóticas a Isabelle Huppert (que ha trabajado con Chabrol en obras como Borrachera de poder, Gracias por el chocolate, La dama de honor..) y Sandrine Bonnaire. Las dos actrices funcionan perfectamente en sus papeles. Sandrine se va deshelando según se roza con Jeanne y Huppert demuestra que es capaz de dotar a sus personajes de la profundidad o sinrazón requerida en cada momento.

El gran acierto a mi parecer de la misma es que sabemos casi desde el principio que hay algo turbio, que no alcanzamos a materializar, una violencia latente que en cualquier momento aflorará con consecuencias imprevisibles. Ese tratamiento del suspense y la angustia, en manos de Chabrol, con unas interpretaciones certeras generan una muestra muy interesante de la sinrazón humana, capaz de generar daño y muerte a su alrededor sin el menor atisbo de culpa, ni remordimiento, lo que confirma que el hombre es un lobo para el hombre.

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