jueves, 26 de abril de 2007

Sonrientes sus ojos ...

Sonrientes sus ojos me besaron,
mientras su boca apenas sonreía,
porque, sin duda, revelar temía
el sentir que sus ojos expresaron.

¿A qué disimular si al fin cantaron
las niñas de los ojos la alegría
de asomarse a la luz de un nuevo día
en que Cupido y Psiquis se encontraron?

Esto ocurrió a la vuelta de un sendero
del jardín de la vida, en el estío.
Ella vino hacia mí con pié ligero.

Mecíase en su pecho una camelia.
Se encendió una ilusión sobre mi hastío.
¡Era mi Beatriz, no era mi Ofelia!...

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