Poema del círculo
Todo lo que decimos
da vueltas y más vueltas
rueda desde nosotros a nosotros
baja por la pendiente
que llamamos espalda mundo ser
da vueltas y más vueltas
para encerrarnos juntos
en la bola de nieve en el alud
de círculos que van por la ladera
creciendo y retumbando
aplastando lo frágil
la huella de los lobos
y al Viejo Excursionista expulsado del cielo.
II
Y lo que no decimos
da vueltas y más vueltas
gira sobre sí mismo
en loca rotación que provoca una llama
invisible un incendio
que se extiende imparable por un bosque
ocupado por seres que no existen
por seres imposibles o vacíos
habitantes M cero o de la nada
que escuchan temerosos
el no-chisporroteo de las llamas
y ponen sus no-piernas a correr
estampida de huecos
que buscan una forma donde estar
a salvo del no-bosque que se quema
una forma o palabra o barro o nota
el estruendo de un círculo bajando una montaña
que aplaste lo más frágil la huella del Silencio.
III
Todo lo que decimos o callamos
da vueltas y más vueltas
abrazo de espirales
que giran enredándose
las curvas enlazadas a las curvas
remolino de curvas
que forman la palabra y su silencio
agujero que busca sus paredes de vidrio
para llamarse vaso
tierra que busca el aire para llamarse halcón
remolino de círculos que escapan de sí mismos
de círculos abiertos enganchados forzándose
a decir lo que callan y a callar lo que dicen
no-palabra que busca que alguien la pronuncie
para llamarse tiempo
y palabra que busca la mano que la borre
para llamarse amor
no-palabra y palabra que se enredan
mientras van por el aire
y se olvidan de qué estaban buscando
y se rozan se frenan se detienen de pronto
un círculo o tifón dormido en el vacío
un círculo al que un ojo sueña desde el vacío.
IV
Un círculo y un ojo que se miran despacio
mientras ruedan inmóviles
la ladera hacia arriba
y aplastan lo más frágil
algo que estaba en ellos y dejaron caer
un punto una pupila
el centro de sí mismos
algo que estaba en ellos y ya no necesitan
pues ya no son palabra
o no-palabra sino tiempo y amor
un círculo incansablemente quieto
que se evadió del punto o centro o Dios
y que ahora lo aplasta en el ahora.
Jesús Aguado
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