sábado, 5 de noviembre de 2011

El pasajero


¡Tengo rota la vida!  En el combate 
de tantos años ya mi aliento cede, 
y al orgulloso pensamiento abate 
la idea de la muerte, que lo obsede. 

Quisiera entrar en mí, vivir conmigo, 
poder hacer la cruz sobre mi frente, 
y sin saber de amigo ni enemigo, 
apartado, vivir devotamente. 

¿Dónde la verde quiebra de la altura 
con rebaños y músicos pastores? 
¿Dónde gozar de la visión tan pura 

que hace hermanas las almas y las flores? 
¿Dónde cavar en paz la sepultura 
y hacer místico pan con mis dolores?

Ramón María del Valle Inclán

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