miércoles, 30 de noviembre de 2011

El consuelo


Cuando no tolero la vida decadente
y toda la inmundicia me toma como presa;
cuando todo lo insípido se torna omnipresente
hay algo que consuela, y eso es la belleza

de la mujer que pasa: su paso me redime
los frígidos entornos, me olvido de una pena.
De su pollera cae la flor de lo sublime
como el ayer proustiano desde una magdalena.

Podrá ser mala o buena, no importa mientras miro
sus ojos parecidos al dios en que no creo;
será hasta que se pierda, camina y yo la miro,

será hasta que me pierda, camina y yo la veo,
mientras olvido todo, mientras largo un suspiro,
mientras olvido todo aquello que es tan feo.

por Alejandro Marzioni

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