sábado, 25 de febrero de 2012

DE LA AMBICIÓN HUMANA


Mariposa, no sólo no cobarde, 
Mas temeraria, fatalmente ciega, 
Lo que la llama al Fénix aun le niega, 
Quiere obstinada que a sus alas guarde,

Pues en su daño arrepentida tarde, 
Del esplendor solicitada, llega 
A lo que luce, y ambiciosa entrega 
Su mal vestida pluma a lo que arde.

Yace gloriosa en la que dulcemente 
Huesa le ha prevenido abeja breve, 
¡Suma felicidad a yerro sumo!

No a mi ambición contrario tan luciente, 
Menos activo sí, cuanto más leve, 
Cenizas la hará, si abrasa el humo.

Luis de Góngora y Argote, 1623

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