Una inconcebible injusticia

El proceso contra el juez Baltasar Garzón, por tratar de investigar los crímenes del franquismo, pone al descubierto la inmadurez de nuestra democracia y nos quita credibilidad. Es como si todavía, a más de treinta años de la Transición, no estuvieran claros y asentados los valores de nuestra democracia y nuestra memoria histórica. Investigar los crímenes de una dictadura, tan atroz como la que sufrimos los españoles, no puede ser un delito, no lo ha sido en ninguna parte y España lamentablemente es una vergonzosa excepción.
Como víctima de la dictadura me siento directamente encausado junto a Baltasar Garzón. Como se sienten o se sentirían los miles y miles de hombres y mujeres que perdieron su libertad o su vida en los años de la dictadura para que España fuera un país libre y democrático. En mis años de condenado a muerte di el último abrazo a centenares de compañeros cuando iban a vivir la última madrugada de su vida. Se enfrentaban orgullosos a la muerte convencidos de que se acercaba un amanecer libre y democrático para España. Es difícil no recordarles e imaginar lo que pensarían si supieran que un juez democrático ha sido encausado por tratar de investigar a sus asesinos. El otro día, ante las víctimas de Mauthausen, la vicepresidenta del Gobierno dijo, con estas o parecidas palabras: No aceptamos el silencio, porque el silencio conduce al olvido y no podemos ni debemos olvidar. El proceso contra Garzón es un borrón de vergüenza en nuestra reciente historia democrática y las víctimas y la sociedad civil seguiremos movilizándonos para reparar tan inconcebible injusticia.
Marcos Ana es poeta y el preso que más tiempo pasó en las cárceles franquistas.
MARCOS ANA 15/05/2010
EL PAÍS
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