martes, 16 de junio de 2009

La hora del Supremo


El magistrado Antonio Pedreira, en el Tribunal de Madrid.
Rajoy arriesga todo al defender a su tesorero tras
llegar la trama de corrupción al alto tribunal.

La llegada del caso Gürtel al Tribunal Supremo sólo parece haber sorprendido a la dirección nacional del Partido Popular. Y no tanto por haber sostenido hasta ahora la inocencia de algunos de sus militantes investigados por la justicia, como el tesorero y senador por Cantabria Luis Bárcenas, cuanto por haber visto una vez más desbaratada una línea de defensa que sólo ha consistido en cuestionar la independencia de los jueces y acusar de partidismo a la Fiscalía Anticorrupción.

Desde que la Audiencia Nacional adoptó las primeras diligencias sobre la trama de corrupción dirigida por Francisco Correa, el PP ha preferido cargar contra jueces y fiscales, cuando no escudarse en los resultados de las recientes elecciones europeas, antes que adoptar medidas contra sus militantes imputados o sometidos a investigación. Al menos, contra algunos de ellos, como el presidente valenciano Francisco Camps o su segundo en el partido, Ricardo Costa.
Rajoy reiteró ayer su confianza en que Bárcenas, además del diputado nacional Jesús Merino y del aún eurodiputado Gerardo Galeote, también mencionados en el auto del Tribunal Superior de Madrid, queden sin cargos tras la llegada del caso Gürtel al Supremo, que deberá pronunciarse sobre si asume o no la investigación. El líder del PP justificó su estrategia en el hecho de que ninguno de los tres parlamentarios ha sido imputado todavía y de que, por tanto, es preciso esperar a que los jueces adopten sus decisiones.

Pero es que la actuación de Rajoy no se ha guiado por un único criterio desde que la trama de corrupción que afecta al PP llegó a los tribunales. Los cargos electos y parlamentarios autonómicos imputados en Madrid fueron suspendidos de militancia, mientras que en Valencia han recibido un apoyo de la dirección nacional que parecía esconder un desafío a los tribunales. Habrá que aguardar, pues, a que se pronuncie el Supremo para comprobar cuál de las dos vías sigue el líder del PP con Bárcenas, Merino y Galeote, si finalmente los magistrados aprecian indicios para proceder contra ellos.

Por el momento, la trama de corrupción que investigan los tribunales sigue circunscrita a la actuación delictiva de unos empresarios y unos militantes más o menos destacados del PP. Pero la eventual implicación de Bárcenas empujaría al caso Gürtel por otros derroteros, en los que cobraría cuerpo la sombra que ha planeado sobre este episodio de corrupción desde sus inicios: la presunta financiación ilegal del principal partido de la oposición. De ahí que la cerrada defensa del tesorero Luis Bárcenas sea una arriesgadísima apuesta política para Rajoy. Si el Supremo desestima los indicios contra él que ha apreciado el Tribunal Superior de Madrid, el líder del PP la habrá ganado. Pero si, finalmente, los magistrados imputan a Bárcenas, la vehemencia con la que Rajoy ha defendido su inocencia podría transformarse en un reconocimiento indirecto de culpabilidad.


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Editorial de EL PAÍS, 16/06/2009

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