domingo, 23 de noviembre de 2008

Aznar y Aguirre lideran la ofensiva ideológica en el PP contra Rajoy

Esperanza Aguirre, José María Aznar y Pablo Casado, presidente de las
Nuevas Generaciones de Madrid, ayer en el congreso de Madrid.

Los ultraliberales exigen al líder del partido que salga "a ganar" y no "a heredar".

En el PP no existen ya las semanas tranquilas. Mariano Rajoy, que aún trata de recuperarse de la dolorosa ruptura con UPN, sufrió ayer un nuevo incendio, y de los grandes, cuando su mentor, José María Aznar, el hombre que decidió colocarlo al frente del PP en 2003, subió a una tribuna madrileña y, rodeado de jóvenes aguirristas que le gritaban "presidente, presidente", lanzó una durísima carga de profundidad contra su heredero. "Necesitamos un gran entrenador, equipo y estrategia, pero sobre todo, si salís al partido, salir a ganarlo. En política no se está ni para empatar ni para heredar, se está para ganar. Cuando hemos salido a ganar el partido lo hemos ganado, y cuando hemos salido a heredarlo, nos quedamos sin nada".

No era un discurso nuevo. Pero sí era la primera vez que alguien lo pronunciaba públicamente. Hasta ahora, esa idea la trasladaban en los pasillos esos dirigentes críticos a los que María Dolores de Cospedal, la secretaria general, descalificó en una entrevista en EL PAÍS por su cobardía. Es la tesis del sector crítico, que sostiene que Rajoy hace una oposición moderada porque cree que basta con esperar a que la crisis económica acabe con el PSOE, que "heredará" a José Luis Rodríguez Zapatero de la misma manera que heredó el liderazgo en el PP de la mano de Aznar.

El aún presidente de honor se tiró a la yugular de la izquierda, pero con cada golpe daba, de paso, otro a Rajoy. Y todo con la misma idea de fondo, la que expresó Esperanza Aguirre cuando subió a la tribuna de oradores antes que él, y también Pablo Casado, líder de Nuevas Generaciones de Madrid. El PP, sostuvieron los tres, debe dar sin complejos la batalla ideológica contra la izquierda si quiere volver al poder. Debe defender el liberalismo, no aceptar que la crisis ha puesto en duda el modelo de economía ultraliberal desreglada de EE UU, y lanzarse al ataque.

"Defended vuestros principios siempre y sin complejos", le gritó Aznar a los jóvenes, entregados. "Los que tienen que tener complejos son esos progres apolillados y de pacotilla que hacen políticas rancias. Nuestras ideas son mejores que las suyas. [...] Para llegar al Gobierno primero hay que construir una alternativa, ejercer una buena oposición, proponer proyectos diferentes".

Aguirre, en un tono más suave pero con el mismo fondo, también reivindicó la batalla ideológica. Los jóvenes de Casado han aprobado una ponencia ultraliberal en contra del salario mínimo y reclaman, por ejemplo, el fin de los liberados sindicales y que las centrales se autofinancien y no reciban dinero público, algo que no propone ningún partido europeo asociado con el PP. La ponencia ha provocado polémica, y Aguirre la defendió a ultranza. "Los jóvenes del PP suscitáis interés porque os habéis atrevido a abrir los debates ideológicos que la sociedad española necesita. Está de moda decir que no está claro qué es verdad y mentira, qué está bien o mal. Pero sí que hay verdad y mentira, y hay héroes como Miguel Ángel Blanco y canallas como el Che Guevara". El auditorio en Las Rozas, zona residencial de lujo cerca de Madrid, se caía.

En este aquelarre liberal y sin complejo sólo habló un representante de la línea moderada que gobierna el PP. Fue Nacho Uriarte, líder nacional de Nuevas Generaciones, muy distante de su colega madrileño, y que alabó el papel de los "agentes sociales", esto es, los sindicatos, y pidió que, "por convicción o por obediencia" nadie en el PP "haga nada que desvíe del objetivo de ganar las alecciones".

Fue inútil. Los dos grandes derrotados del congreso de Valencia, Aguirre y Aznar, acompañados de Manuel Pizarro y diputados críticos como Gabriel Elorriaga, no citaron ni una sola vez a Rajoy, algo ya en sí muy significativo. Pero con sus discursos dejaron en evidencia la guerra ideológica que vive el PP. Mientras los ultraliberales defienden que la crisis mundial es obra de la excesiva regulación -"ahora que algunos abrazan las falsas recetas del intervencionismo, pero la culpa es de los organismos que han regulado mal", dijo Aguirre-, Rajoy, que ayer estaba en Almería, ha apoyado el plan de 150.000 millones de euros para ayudar al sistema financiero -una medida intervencionista de manual-, critica en sus discursos a los tiburones especuladores y reivindica la cultura empresarial tradicional, un discurso clásico de la democracia cristiana alemana y de la cultura protestante.

Algunos marianistas sostienen que les conviene que se vea claramente las diferencias entre Aguirre, Aznar y Rajoy, porque esto centra la imagen del líder, algo imprescindible para desactivar el voto anti-PP que tanto daño les hizo en las generales, especialmente en Cataluña. La batalla ideológica interna no ha hecho más que comenzar.

Las frases
- "Está de moda decir que no está claro qué es verdad y mentira, qué está bien o mal. Pero sí que hay verdad y mentira, y héroes como Miguel Ángel Blanco y canallas como el Che Guevara". (Aguirre)
- El virus del totalitarismo tiene una enorme capacidad para mutar. El comunismo puede resucitar en forma de fundamentalismo islámico, de populismo latinoamericano, o de sacralización del Estado y el intervencionismo. (Aguirre)
- Los que tienen que tener complejos son esos progres apolillados y de pacotilla que andan por ahí (...) haciendo política rancia. Se ha demostrado que nuestras ideas son mejores que las suyas. (Aznar)
- En política no se está ni para empatar ni para heredar, se está para ganar. (Aznar)
- Yo no voy a pedir perdón por ser liberal, por mucho que me critiquen. (Casado)

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