jueves, 24 de julio de 2008

Expediente Anwar (2008)

Expediente Anwar (2008)
Y venga la autoflagelación de los yanquis en los últimos meses. ‘Lo hemos hecho mal, requetemal, y ahora invadimos los cines con nuestros errores’. No cuela, y la moda atronadora de Hollywood de dar cabida a guiones que tratan de una manera u otra el temita de árabe-terrorista-extralimitación de poder sólo está consiguiendo que, a cada paso, sea una peor que la otra.

Dejando a un lado la línea de ’En el Valle de Elah’, que sin ser una obra maestra, al menos tenía una trama consistente, ‘Expediente Anwar’ es un aburridísimo nuevo intento de montar una película coral de grandes actores con intenciones de remover conciencias. Puede que algún espectador disfrute de su visionado, pero yo no he podido dejar de oír durante todo el metraje al americano activista pidiendo ‘perdón, perdón, perdón’…

Gavin Hood, director que ve como su estrella relucirá dentro de un año con el mutante ‘Wolverine’, apunta maneras de cine comercial dotando de cierto ritmo visual a un guión que no se sostiene por ningún lado. Líneas pesadas, sin tensión dramática ni lo suficientemente bellas como para enganchar a un público que espera otra cosa. Si habláramos de otro género no habría mayor problema (o sí), pero es que en nada mejora las anteriores apuestas, y todo está muy visto.

La vida de tres personas: Douglas (Gyllenhaal), un analista de la CIA, Izzy (Witherspoon), esposa fiel y un ministro árabe cambiará radicalmente tras una explosión terrorista en un país del norte de áfrica. Las miras apuntarán a Anwar, un súbdito egipcio que ha formado una familia norteamericana, que es secuestrado en base a un principio muy concreto: primero la tortura, luego los derechos.

Uno de los diálogos más impactantes de la película la ofrecen Gyllenhaal y Streep cuando el primero comenta ‘Sí, es mi primera tortura’, y la segunda le espeta ‘Los Estados Unidos no torturan’. Hasta aquí todo parece que gira en torno a una crítica feroz a la política norteamericana, pero me cuesta pensar que, sólo contando un punto de vista y donde al final los yanquis son los héroes y los árabes los bárbaros, podamos hablar de una ‘crítica’ objetiva.
Así, Hood se esfuerza realmente en contar al mismo tiempo la crueldad de las altas esferas de Washington y el fanatismo religioso islámico, pero abarcar tanto termina derivando en un ‘Babel’ menor, con conexiones forzadas entre las distintas historias sin que ninguna te llegue a entusiasmar medianamente.

El problema que me he encontrado con ‘Expediente Anwar’ es que me es imposible conectar con ninguno de los personajes. El desarrollo de la historia hasta me hace pensar que la pobre víctima que da nombre al film es tonto de remate o muy corto para ser ingeniero químico, por no decir que los agentes de la CIA son auténticos inútiles, la pobre esposa abandonada una histérica egoísta y los árabes unos pobres desgraciados, un estereotipo que se repite desde ‘Mentiras Arriesgadas’ y que empieza a cansar.

Para rematar, la única sorpresa de la historia, con giro argumental incluido, se explica tan mal que me ha costado un buen rato volver a ubicarme en lo que me contaban, con lo que me había costado aclimatarme al hastío. Si al final sólo he sido yo el quisquilloso, es que este guionista (Kelley Sane) está acabado para mí.

Con un final de esos de izar la bandera americana y moraleja sobre la autodestrucción de los malos muy malos, termina este film que hace años hubiera pasado por novedoso, y que a estas alturas no pasa de ser una lectura de cartilla para un público que no quiere más reprimendas (ha sido un fracaso taquillero en su país) y una muestra de que los yanquis también se golpean en el pecho para el resto del mundo, lo cual no necesitamos que se nos diga en dos horas.

Con un actor protagonista que parece fuera de su pecera y una actriz con eternos pucheros, sólo quedan destacados Streep, como siempre, y Alan Arkin, que sale poco, pero bien. Empiezo a pensar que la Streep brilla más cuando tiene a ineptos a su alrededor, y aquí se cumple mi regla.

Un castañazo de proporciones patrióticas, sólo superado por el panfleto perpetrado por Redford hace meses y que queda a años luz de ‘Redacted’, única muestra verdadera del cine denuncia sobre las atrocidades cometidas en tierras extranjeras. Si ‘Anwar’ supone el final de esta línea podré equipararla a lo que supuso ‘Cuatro Mujeres y un Destino’ para el renovado Western de los 90: la guinda con sabor a m***a.

Jorge Rubio (BW) 18 de Abril de 2008

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