miércoles, 8 de octubre de 2008

SMS

Lo peor no fue quedarse viuda y con tres hijos pequeños a su cargo, después del accidente. Ni las estrecheces económicas a que tuvo que hacer frente por la ridícula pensión que le concedió el Estado. Lo peor no fueron ni la rehabilitación, ni la angustia, ni la soledad. Lo peor fue leer aquellos SMS que, después de su fallecimiento, su marido seguía recibiendo en el teléfono móvil todas las mañanas.
por Jesús Lens (Granada)

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