El cielo en tu ojos
Niña Clara, es verdad lo que te dijo un anciano cuando ibas con tu abuelo en el autobús. "Niña", dijo, "has robado el color al cielo y te lo has puesto en tus ojos". Aquel cutis sonrosado, aquellos rizos y aquella sonrisa inmensa exigían unos ojos que fueran así, eternamente azules.
Se lo pediste al cielo, que se alegró de su regalo, mas al propio tiempo se entristeció y empezó a perder su propio color hasta llegar a un gris glauco de monotonía. Tú, al notarlo y antes de que cambiara del todo, le dijiste: "No te apenes porque podemos compartirlo".
Se lo pediste al cielo, que se alegró de su regalo, mas al propio tiempo se entristeció y empezó a perder su propio color hasta llegar a un gris glauco de monotonía. Tú, al notarlo y antes de que cambiara del todo, le dijiste: "No te apenes porque podemos compartirlo".
Y el cielo volvió a reír nun ca más dejó de ser azul, como tus ojos.
por José Ramón Barriuso (Barcelona)
por José Ramón Barriuso (Barcelona)
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