lunes, 11 de febrero de 2008

Escribir para qué, si llueve manso

Escribir para qué, si llueve manso
y el otoño entrará en un par de días.

Hoy el mar inquieto se separa plomizo
del cielo blanquiazul
no se mueve una brizna
sólo las últimas hojas del olivo, las más altas,
se mecen despaciosas.

La floresta que envuelve gran parte de la casa
ha sido lavada por la lluvia matizando los tonos
y dando a cada vegetal el verde que le corresponde.

Escribir para qué, si llueve manso y
la incertidumbre abruma, destruye y quema.

La enorme cristalera gotea,
olorosa de lluvia la mañana, enloquece.
Tu has estado. Yo estoy. Tu volverás a estar.
Ni tú ni Yo después.
Sólo el agua sonando, si es que llueve.

Escribir para qué, si llueve oloroso y manso el tiempo
susurrando a las hojas ¡cuan solos estamos!

Mas se engañan aquellos que creen saberlo todo,
no escuchan la sangre recorriendo las venas
que asciende llegando hasta los labios, los ojos
y en desorden desciende como lumbre
hasta tocar las manos con mis manos.

Escribir para qué, si llueve manso
y el pasado es un fuego donde arden: oídos, ojos, tacto, sabor y olfato.

Escrito por Musaraña
Villajoyosa (La Vila)
18.09.1998

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