![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgp-rcYwAKQkhjew9VzvVXp5yTWbNaK2vljbil0QjAXIhUw_hDL7pDe7nCw-fIH-jMvibfTlmTGJdUC_3Dl_uwLypMYB5LKjvPKR62_COEImqI4ergcWZ1mAA5iGqQ_oM23TX9KS355tqgB/s280/A+MANO+AMADA.jpg)
cuando la noche impone su costumbre de insomnio
y convierte
cada minuto en el aniversario
de todos los sucesos de una vida;
allí,
en la esquina más negra del desamparo, donde
el nunca y el ayer trazan su cruz de sombras,
los recuerdos me asaltan.
Unos empuñan tu mirada verde, otros
apoyan en mi espalda
el alma blanca de un lejano sueño,
y con voz inaudible,
con implacables labios silenciosos,
¡el olvido o la vida!, me reclaman.
Reconozco los rostros.
No hurto el cuerpo.
Cierro los ojos para ver
y siento
que me apuñalan fría,
justamente,
con ese hierro viejo: la memoria.
Ángel González
No hay comentarios:
Publicar un comentario