Cuando florecidos de escarcha los almendros,
aparezcan blancos de luz en el invierno,
busca la soledad para encontrarte.
No te niegues la libertad por estar solo,
continúa incomunicado y atempera tu vida
mientras quede un resto de amor que pueda traicionarte
oblígate a seguir sin nadie,
al pairo del relente de los otros,
date un respiro y anda entre la hierba
deja atrás la casa, el valle,
camina a la intemperie abriendo sendas por el aire,
descubre ese lugar desconocido de tu cuerpo colmado de presagios,
y déjate ir por el abismo
y siéntete caer
y siéntete llegar distante, ausente de ti mismo,
mientras te sumerges en un limbo impreciso
de aromas y susurros.
Respira el aire desocupado de tu infancia
y recupera tus cántaros vacíos para llenarlos.
Escrito por Musaraña
Luque (Córdoba), 26.01.1992
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