jueves, 4 de diciembre de 2008

La Niebla (2008)

La Niebla de Stephen King (2008)

Después de la un tanto infravalorada ‘The Majestic’, Frank Darabont vuelve de nuevo a adaptar un relato del prolífico Stephen King, así como ya hiciera con las maravillosas ‘Cadena Perpetua’ (esto es una obra maestra y lo demás son tonterías) y ‘La Milla Verde’ -sin contar el cortometraje ‘The Woman In The Room’.

Esta vez, sin embargo, es un cambio radical de género, ya que del drama pasamos al terror sobrenatural de
‘La Niebla’ (’The Mist’), una novela publicada en los 80. Por si alguno se lo pregunta, diré que sí guarda ciertas similitudes con ‘La Niebla’ de John Carpenter (son del mismo año, así que es difícil decir quién inspiró a quién) pero son distintas en su desarrollo y en sus formas (aunque ambas tienen en común ese fascinante toque lovecrafniano).

Como en las anteriores adaptaciones, Darabont vuelve a hacerse cargo del guión, lo cual a mi entender ya es sinónimo de calidad (o cuanto menos, motivo de tranquilidad). Hasta donde yo sé, el director ha tratado de ser lo más fiel posible a la novela de King, y las licencias que se haya podido tomar (algún personaje y el final) son más un punto a favor que no en contra (esto no lo digo, que conste).

La historia nos sitúa en un pequeño pueblo de Maine (estado donde nació el sr. King) que se ve invadido por una repentina y extraña niebla. Su aparición produce la alarma en el pueblo dado que quien osa adentrarse en ella ya no vuelve a ser visto.
Los habitantes del pueblo permanecen encerrados en sus casas, vehículos o establecimientos, resguardándose de la misteriosa niebla. No se sabe por qué está ahí ni de dónde viene pero algo maligno oculta en su interior.

Un grupo de ciudadanos permanece en el supermercado del pueblo expectante ante el acontecimiento. Entre ellos se encuentra, junto a su hijo pequeño Billy, el pintor David Drayton (
Thomas Jane), que deberá lidiar con sus vecinos para poder afrontar la situación con calma y precaución.

Puede que a priori la premisa no sea original ni nada del otro mundo, pero el gran acierto del film y lo que la distancia de otras propuestas similares radica en su elevada carga dramática y en su especial atención y cuidado de los personajes, algo poco común en este tipo de películas.

Darabont dota además al film de un inusitado trasfondo crítico, adentrándose con valentía en lo más profundo y oscuro del alma humana. Y es que para nada ‘La Niebla’ es una película de monstruos al uso. Lo que tenemos delante es todo un estudio de la conducta humana en situaciones límite.

Se nos muestra la manera en la que reaccionan diferentes personas cuando intentan hacer frente una situación de peligro que les sobrepasa. Nos habla también del fanatismo religioso, de la fe a secas, de las esperanzas, de la resignación, de la cobardía, del valor… . Podemos observar en ella también un punto crítico hacia el mal uso de la ciencia, algo que se ha ido reflejando a lo largo de varias décadas dentro de la ciencia-ficción (especialmente en los años 50).

Por ello esta cinta es diferente a lo que nos tiene acostumbrados el (sub)género. Se aleja de la habitual y áspera comercialidad hollywoodiense, ahorrándonos clichés y baratos efectismos. Darabont recurre a la inquietud que produce el hecho de estar encerrados en un lugar acechado por desconocidas criaturas. Apela a la tensión con cautela y acierto, mostrando poco y cuando toca, pero además mostrándolo bien, sin espasmódicos movimientos de cámara ni demás florituras tan hiperexplotadas en estos tiempos.

La especial atención en los personajes y en sus personalidades, sus miedos y demás, es lo que le confiere peso a la historia. De esta forma, podemos conectar con ellos a un nivel más emocional y empático, de modo que la angustia se transfiere de la pantalla al espectador.

Pero que no se preocupen aquellos a quienes todo esto de la crítica y la profundidad no les interesa lo más mínimo, porque además ‘La Niebla’ funciona perfectamente como una muy disfrutable y entretenida película de monstruitos puñeteros.

Hay escenas realmente violentas en sí mismas, bien sea mostrando o recurriendo a la elipsis. Se suceden secuencias de pura tensión con otras de gozoso gore. Hay acción, terror, suspense y drama a partes iguales, con lo que difícilmente decepcione al buen aficionado. Los bicharracos que aquí se dan cita tienen un aspecto amenazador y en general los efectos especiales son lo suficientemente competentes como para hacerlos creíbles cada vez que hacen acto de presencia. Así que el recortado presupuesto con el que ha trabajado Darabont no ha hecho mella en el resultado final. Y mejor trabajar en estas condiciones que ya se sabe que con más dinero se suele perder el norte, dando preferencia a la espectacularidad y olvidando el guión (no creo que sea el caso de este director, pero ejemplos los hay a patadas).

Los personajes se nos van mostrando a medida que la película avanza, y los vamos conociendo y calando según vayan afrontando los diversos acontecimientos. Con ello Darabont se ahorra alargados preámbulos y puede ir metiendo la acción ya no más temprano sino también más espaciada a lo largo del metraje.

El origen de la niebla tiene explicación una vez que la trama está lo suficientemente avanzada, aprovechando así la incertidumbre inicial para crear ese desasosiego que impregna el primer tramo del film (algo que el trailer en español ha mandado al carajo con un spoiler del tamaño de 10 campos de fútbol).

Darabont además es un tipo que sabe dirigir a su elenco, sacando lo mejor de cada actor/actriz. Con Thomas Jane quizás haya conseguido una de sus mejores interpretaciones, sorprendiendo a propios y a extraños. Ha repetido con algunos actores ya aparecidos en otros films suyos, como William Sadler, Jeffrey DeMunn o la guapetona Laurie Holden, que cumplen perfectamente con sus roles. Ha conseguido también que un niño actúe bien y no resulte cargante, y le ha sacado todo el jugo a una notable actriz como Marcia Gay Harden, que borda su papel. Lo hace tan bien que dan ganas de matarla de la forma más cruel posible (ya me entenderéis cuando veáis la película).

En ningún momento aburre, pese a sus dos horas de duración que bien podrían haber sido hora y media perfectamente. Y juega a su favor la casi inexistente banda sonora, lo que le da mayor realismo. La música aparece en momentos muy puntuales, como por ejemplo al final de la película, con unos cantos que junto a unas desoladoras imágenes le ponen a uno la carne de gallina (por si os interesa, la magnífica canción que suena es ‘The Host Of Seraphim’, de los inclasificables Dead Can Dance).

Y el final…, bueno, este es un tema aparte. Es de los más duros y desgarradores que he haya visto nunca, ya no sólo del género, sino del cine en general; de esos que te dejan clavado en la butaca, conteniendo la respiración y sin poder articular palabra. Estoy casi seguro que a muchos no les gustará y otros preferirán el final de la novela, pero a un servidor le ha parecido verdaderamente impresionante.

Quizás os parezca que pongo a la película por las nubes (no os faltaría razón), pero es que me ha encantado. He disfrutado al 100%. Espero que mi crítica no os cree unas altas expectativas que luego no se vean cumplidas (disculpadme si es así), pero deseo que disfrutéis tanto como lo he hecho yo y por ello os la recomiendo encarecidamente.En mi opinión, estamos ante un clásico instantáneo del terror.

Pliskeen 30 de Mayo de 2008

No hay comentarios:

Publicar un comentario