sábado, 15 de noviembre de 2008

Gregarios

No consigo entender por qué esos chicos me desprecian y maltrata, porque... he intentado ser su amigo.

Ayer, ya anochecido, tuve que acurrucarme en un escondrijo bajo la lluvia para que no me vieran, pero cogieron a mi perro. Paralizado por el miedo presencié, sin poder hacer nada para impedirlo, como aquellos cinco gamberros lo mataban a palos.

Yo tenía doce años, frío, miedo y había llorado sin lágrimas y en silencio, pero tenía que enterrarlo.

Lo cogí en brazos, pero... el peso hizo que cayera de rodillas en el barro, y. con dolor en el alma, tiré com suavidad de las patas delanteras de mi único amigo.
Cuando eché el último puñado de tierra pude romper a llorar.
Javier Zubizarreta. Alicante
EL PAÍS

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