domingo, 10 de febrero de 2008

El Asesinato de Richard Nixon (2004)

El Asesinato de Richard Nixon (2004)

Genial, sublime, insuperable, soberbio, extraordinario,…, y así, uno detrás de otro, todos los piropos parecidos que se le puedan decir a Sean Penn por su interpretación en esta película serán merecidos.

La maestría de este actor para los papeles dramáticos es impresionante. Ya lo lleva demostrando durante años con su magnífica presencia en cintas tan emotivas como ‘Mi nombre es Sam’, ‘Mystic River’ y ’21 gramos’. Pero en esta película da una vuelta de tuerca a su registro al representar con precisión milimetrada a un hombre bueno, con ideales y principios muy nobles, que se ve desbordado por la crudeza de la realidad social americana en la que vive.

‘El Asesinato de Richard Nixon’ está basada en hechos reales, y se sitúa en el año 1.974. Se centra en la historia de Sam J. Bicke, un vendedor de muebles de oficina, recién separado de su mujer, y con problemas familiares con su hermano, que intenta salir adelante con dignidad, defendiendo sus derechos, con el fin de recuperar su vida anterior. Desea por todos los medios disfrutar del llamado “sueño americano” e intenta que sus más allegados lo persigan también, pero finalmente, comido por la realidad social del momento, adoptará medidas demasiado extremas para alcanzar ese sueño (intenta atentar contra la vida del séptimo presidente de los EE.UU. Richard Nixon secuestrando un avión para estrellarlo contra la Casa Blanca).

Esa película ha tenido una trayectoria un poco accidentada. Tres años después de acabado el guión, y cuando se intentaba sacar a flote el proyecto, ocurrieron los dramáticos sucesos del 11-S, con lo cual la industria hollywoodiense se negaba a producirla. Después, cuando fue estrenada en EE.UU. a finales de 2.004, el recuerdo sobre la catástrofe terrorista de las Torres Gemelas seguía muy fresco en la mente de los americanos, así que recaudó la ridícula cantidad de 700.000 dólares, un auténtico fracaso para las expectativas creadas por la calidad del producto. Y este año 2.006 llega a nuestras pantallas, con el presagio personal de que no llegará a obtener resultados económicos excesivamente altos.

No obstante, la alta calidad de la película y de los actores que la forman está sobradamente demostrada. A pesar de ser un vehículo por y para Sean Penn, la interpretación del resto del reparto cumple a la perfección con el refrán de “lo breve si bueno, dos veces bueno”. Me he quedado con las ganas de ver en más metraje a
Naomi Watts en su papel de Marie Andersen Bicke, la mujer del protagonista. Está irreconocible con el pelo largo y teñido de negro, pero su intervención casa perfectamente con la agonía de su marido Sam J. Bicke. Don Cheadle como Bonny Simmoms, el amigo negro de Sam, es el perfecto contrapunto del personaje principal, le da cierta cordura y le sirve de referencia para que su locura no se manifieste de forma anticipada; y el australiano Jack Thompson, en su papel de Jack Jones, el jefe del protagonista en la tienda de muebles, un vendedor de éxito, sin escrúpulos, que es la chispa que enciende el polvorín en el que se convierte Bickes. Su interpretación es tan buena que da ganas de estrangularlo.

La ambientación de la película me ha parecido excepcional, con un hilo narrativo atractivo apoyado en la voz en off de Sam (doblaje puramente Forrest Gump) mientras graba su verdadera historia en un magnetófono como legado a su admirado compositor Leonard Bernstein, para que lo difunda a través de su música, y se conozcan las motivaciones de sus actos finales.

En resumen, una película redonda. Y sólo dura una hora y media, extraño metraje para los tiempos de cine en que vivimos. Con esto se demuestra que no hace falta mucho tiempo para contar una buena historia.

Yul B. 21 de Junio de 2006

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