domingo, 10 de febrero de 2008

Después de todo eras Tú lo que Yo buscaba

En las letras de un cantoral,
entre la retama y el jacinto serrano,
en el ancho mar, en la taberna inquieta,
en el fondo de la copa verde,
después de todo eras tú lo que yo buscaba.

Preguné muchas veces a las guías turísticas
dónde suspira el lugarejo ignorado por la epopeya;
pregunté a los filósofos por la llave del secreto;
fuí devorando pregunta a pregunta mi vida,
y después de todo resultas tú lo que yo buscaba.

Pude leerlo en mil detalles:
verte y enmudecer,
verte y olvidarme del mundo,
verte y hablar luego por las calles solitarias,
verte y sentir el cuerpo,
verte y huir hacia los confines de mí mismo.

Desmadejado y alma en pena,
imaginé que lo mejor era llorar en los ocasos,
leer los libros místicos
y contribuir a la redención de los débiles.
Y, en todo, en todo, en absolutamente todo,
no había más que la busca de tu persona.

Sí, después de todo eras tú la búsqueda.
Y aquí declino ya todo examen y toda crítica.
Tú, con tus faltas y tus sobras;
tú, con tu maravilloso complemento rubio a mi color de bronce.

por José Moreno Villa

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