sábado, 14 de julio de 2007

Vida subterránea

Tratando de vencer el sueño en uno de mis habituales trayectos en metro me puse a hacer números calculando el tiempo que paso recorriendo Barcelona bajo tierra. El resultado de esas cuentas fue que paso anualmente casi un mes completo en el metro, o dicho de otra forma, en los últimos años aproximadamente el 7% de mi vida transcurre en un vagón de metro a unos cuantos metros bajo tierra. Ni yo me explico como después de ver ese resultado dejé que el sueño me venciera.
Y es que la idea de perder años enteros de mi vida dentro de un vagón no es algo que me entusiasme, pero es el precio de tener que cruzar toda Barcelona para ir a trabajar. Por supuesto existen alternativas a ver pasar la vida por un túnel subterráneo: verla pasar detrás de un volante, que me resultaría bastante más caro y estresante, o directamente tirarla utilizando el bus, ya que tardaría más o menos lo mismo que si fuera andando y encima es menos sano (según dice un estudio publicado en 20 minutos).
Por suerte no tengo la sensación de estar desperdiciando todo ese tiempo. Eso sí, quitando el uso en horas punta, donde bastante se hace con mantener el flujo de aire hacia los pulmones y luchar por no morir aplastado. El resto del tiempo puedes dedicarte a recuperar horas de sueño, aumentar la media de libros leídos anualmente (últimamente si no fuera por el metro difícilmente conseguiría sacar tiempo para la lectura), mantener interesantes conversaciones con amigos y compañeros a los que no siempre les puedes dedicar esos minutos que el metro te regala o simplemente dedicarte a ordenar las ideas o hacer cálculos sobre el tiempo que pasas bajo tierra.
Todo esto no quita que desee reducir el tiempo que paso bajo tierra (tiempo tendré de dedicarme a la cría de gusanos), pero ayuda a no despertarme cada día con la sensación de estar perdiendo una parte de mi vida de forma absurda.

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