jueves, 12 de julio de 2007

Otoño ...

Ya la tarde cuelga su luz en los ciruelos
se deja mecer y acariciar por las abejas
que zumban insistentes vocablos carcomidos.

Ha irrumpido el otoño sin preámbulos
conjurando de amarillo las choperas, los sauces.
Las nubes y el cielo solos en el campo
saborean el último jugo del estío.

Bajo la sombra amable de la tarde
un puñado de tierra anida tus pupilas
y tú, quieto a la orilla del camino,
impregnas los recuerdos con tu olor
simplemente dejando tus manos en las mías.

El sol se tambalea al retirarse
borracho de colores otoñales,
mezclándose en el aire el piar de las aves
y el silencio amarillo de la tarde.

No sé que pienso de la muerte
no sé siquiera si la temo
apenas sé nada de la vida
a pesar de sus emboscadas y sus suertes.

No sé de nadie que dure eternamente
y si amo el otoño,
si amo, sus colores ocres inconfesos,
es más bien por tus ojos
que suavizan la luz cuando me miras.

Escrito por Musaraña
Benacazón 04.11.1993
Publicada en "Párrafos" Año 11 - nº 2

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