![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxiG9V3fx24rtH1NXLveCwM-kB72_m6vU58GQHoni3UBanxAznYGZXtNNMQUt8OC6wqa1fj-xhROxL98RCp1AdupSVgaHY5X3f3vO_BzTxQDWpTwj9a6hig0aMrs2OFnYVr4akId6d5vKc/s280/Lluvia.jpg)
La lluvia, actúa con frecuencia como las rejas de una cárcel. Nos impide salir de nosotros mismos y nos encierra en compañía de nuestros más melancólicos pensamientos.
Por eso, cuando vaya a llover, debemos hacer un claro esfuerzo para colocar nuestra mente en un alto estado eufórico, de manera que, por muy grande que sea nuestro bajón anímico, quedemos siempre a un nivel de euforia suficiente como para contrarrestar ése efecto de caída hacia el vacío que nos provoca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario